
Capítulo 4: Toma de decisiones
No sabía cómo empezar. Mi equipo me había puesto al mando sin yo quererlo o siquiera dar imagen de ello. Me habían elegido como su líder para el proyecto de emprendimiento. No pensé que yo fuera la mejor opción, teniendo en cuenta que tomar decisiones acertadas se alejaba mucho de ser mi punto fuerte. Aun así, me defendía. A pesar de no saber cómo comenzar, me creía capaz de dirigir, elegir y coordinar la tarea que se me presentaba en forma de reto.
El desafío era bastante simple a la vista: decidir cómo íbamos a querer mostrar nuestro producto. ¿Cómo iba a ser el plan de publicidad? ¿Qué teníamos que hacer para quedarnos en la mente de nuestra audiencia target? ¿De qué maneras podíamos dar a conocer nuestra marca?
Todas esas decisiones eran mi responsabilidad en aquel momento. Así lo había decidido mi equipo, de manera unánime. Tenía que pensar una solución adecuada y rápidamente, ya que tenía un margen de horas antes de la reunión donde tendríamos que exponer los puntos en común.
Confiaban en mí. Suspiré, un tanto saturada por mis pensamientos, dejando fluir la tensión. Apreté el puño con el bolígrafo entre los dedos y me obligué a redactar en la hoja de cuadros.
Sonaba mi playlist favorita, “Oh to be a character in a fantasy/romance novel”, cuando aposté por un brainstorming inicial. Escribí palabras aleatorias relacionadas con las metas que tenía que lograr. Acabé sacando alguna conclusión, pero no me sentía satisfecha. Mi faceta creativa se encontraba oxidada, por lo que respiré hondo durante unos segundos para calmar la ansiedad y la presión y me decanté por exprimir aquellas zonas de mi cerebro expertas en lógica y numérica. Se escuchaba de fondo “Leave your lover”. Analicé las opciones que tenía, los pros y contras, las posibles consecuencias, los gastos potenciales y el dinero que teníamos disponible para invertir.
Creí sonreír inconscientemente cuando hallé un respuesta. “Cigarettes after sex” acallaba el silencio de mi habitación. Definitivamente, mi parte racional era mucho más apta para tomar decisiones. Aun así, eché de menos las técnicas más creativas.
Se me ocurrió una gran idea justo cuando llamaron al timbre.
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